La vida comienza en la ciudad. Son las 8.00 am, y los ojos aun no se abrieron.
Estoy lejos de ti, y para acallar mi sensación de lejanía, embadurno mis labios con ese cacao que usaba en los primeros momentos de nuestro noviazgo. Por aquellas no tenía constancia de que este líquido viscoso se gastase, y ahora ya rozo el fondo del bote con mis dedos. Huelo el limón, y sin quererlo siempre vuelvo a ese día en que nos dimos, creo, el segundo beso, en aquella montaña lejana, en la también vimos nuestro primer atardecer juntos, y el amanecer.
Estrenaba el olor del limón y, aunque tuve varios botes de miles de sabores, sigo oliendo lo mismo de aquella noche.
Que la ciudad oscurezca, aunque mis labios sigan oliendo a limón.
Ays, esos primeros besos…
Besotes!!!
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