“La gente no existe” de Laura Ferrero

“Porque la literatura se parece a la vida pero no es la vida, y quien las confunde paga, a veces, con la suya propia”.

¡Wow! ¡Pum! Si Laura Ferrero ya me había sorprendido muchísimo con su novela Qué vas a hacer con el resto de tu vida, vuelve a hacerlo ahora con La gente no existe, un libro de relatos que transita por las emociones humanas con delicadeza y deja en nosotras un poso de nostalgia, de una tristeza literaria similar a la de Murakami. Y, lejos de lo que pueda parecer, esto es una virtud, pues Ferrero conoce a la perfección los sentimientos humanos y las acciones que influyen en estos. De ahí que los relatos, de dimensiones variables, esbocen acontecimientos con los que nos sentimos identificadas, como son la muerte de los padres, las adopciones y cómo afectan a las diferentes partes, el abandono… Y a partir de ahí, lo que queda son los sentimientos, como pizcas de sal que escuecen en nuestras heridas abiertas.

Así se podría definir La gente no existe, una propuesta potente, cuyas historias se centran en circunstancias diversas que, al fin y al cabo, nos llevan a lo universal. Todo ello, además, se enlaza con esa capacidad de la autora para crear relatos que se tejen para formar la vida, motivo por el cual existen conexiones entre algunas historias y otras. Como en la vida misma, vaya. Historias que nos enseñan, que nos excitan, que nos llevan al duelo, que nos hacen pensar, que remueven cosas dentro de nosotras, que avisan sobre la importancia de no confundir la vida con la literatura (aunque eso sea una contradicción en sí misma)…

La gente no existe llegó a mí en un momento de cambio, de tránsito, al igual que le ocurre a muchos de los personajes de estos relatos, y por eso me identifiqué con muchas sensaciones. En este sentido, creo que las historias están configuradas para hacernos sentir, y que resulta emocionante imaginar que los personajes (en su mayoría, femeninos), bien podrían ser vecinos nuestros, sobre todo, porque transmiten una humanidad alucinante.

Aunque me resulta infinitamente complicado escoger entre todos los relatos, lo cierto es que me quedaría con ‘Cómo borrar a tu expareja’, una suerte de manual con ideas para adoptar a la hora de afrontar una ruptura, y en el que se mezcla la intensidad y el drama típico de estas situaciones con asuntos más banales, más cotidianos, más del día a día:

“Llámalo a las dos semanas para repartiros las últimas cosas. Quédate con la batidora de diseño y el peluche de un delfín bebé y la lámpara que nunca ha funcionado bien. Cédele los vinilos, las toallas con esa cenefa tosca, el aspirador que le compró su madre pero que usabas tú. Coge los trastos y deja que él te lleve abrazada por los hombros cuando te acompaña a la estación de metro. Baja las escaleras y vuelve a llorar”.

Creo que Laura Ferrero se quedará en mí como un bote salvavidas, y creo que volveré a estos relatos a lo largo de mi vida. Y es que cuando todo se tambalea bajo nuestros pies, creo que alivia reconocer que a otras personas les ocurre lo mismo y que, tarde o temprano, recuperan la vida.

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